Soy Marta Sanz, Tu guía en Escocia

Lo bueno y lo menos bueno
de ser guía turística

Seguramente ya lo sabes pero soy guía local en Escocia, digo soy y no “trabajo de” porque para mí ser guía es mucho más que un trabajo. El amor por esta profesión me viene de lejos, hará como unos 10 años (madre mía que vértigo me ha dado ¡10 años!) me subí por primera vez a un autocar para hacer de guía correo.

Recuerdo que unas noches antes mi madre y yo estábamos rebuscando por toda la casa, yo nerviosa como una mala cosa y mi madre aguantando, buscábamos ese conjunto perfecto con el que me sintiera segura y diera una buena primera impresión. Al cabo de unas horas me subía a un minibús con destino el Pirineo Aragonés y Navarro.

Jamás olvidaré ese momento de coger el micro, por primera vez en mi vida, y decir: “¡Buenos días! Bienvenidos en nombre de… ” Recuerdo ese acojone y esa sensación de vacío en el estómago y recuerdo que en ese momento supe que me había “enganchado”. Te puedo garantizar que no hay nada que despierte en mí lo que siento cuando estoy en un autocar con el micro en la mano y puedo descubrir a la gente un mundo nuevo.

matra-trabajando-guia

Como ya sabrás no es oro todo lo que reluce y este trabajo es como una moneda que tiene dos caras, la buena y menos buena. No voy a decir lo peor de ser guía porque aunque sí que he vivido situaciones muy complicadas apenas las recuerdo. Soy una persona que me suelo quedar con el aprendizaje del momento más que con el suceso y por suerte las peores cosas suelen ser más bien esporádicas, eso sí, lo que te voy a compartir es con lo que tengo que convivir a diario.

Empezaré con lo menos bueno o con lo “malo” (sí, entre comillas) ya que siempre me gusta dejar lo mejor para el final, como si de un buen postre se tratara.

Lo menos bueno de ser guía:

1. Pasar muchos días fuera de casa:

Este punto yo lo aplicaría a los tours en los que estás varios días fuera de casa. Muchas veces en plena temporada alta los guías tenemos que realizar series de tours largos y apenas tenemos unas horas entre un grupo y otro para descansar. He llegado a dejar un grupo en el aeropuerto y enseguida recoger al otro.

La parte buena de este punto es que me he dado cuenta de la sorprendente capacidad de recuperación que tenemos los guías, jamás imaginé aguantar tantos días sin apenas dormir. Como suelo decir, este trabajo crea adicción y una vez empiezo puedo aguantar los tours que sean. Eso sí, cuando al final he parado me he podido pasar un día entero durmiendo.

Si tienes pareja o familia casi seguro que ésta es la peor parte porque es increíble lo mucho que te echan de menos, jajaja sí has leído bien te echan de menos. Seguro que Ricardo (mi pareja) al leer esto está pensando: “Pero que graciosilla, ya podría quedar bien y mentir un poco”. Pero él, mejor que nadie, sabe que cuando estoy en un tour tengo TANTAS cosas de las que estar pendiente que apenas tengo tiempo de echar de menos a nadie. Pero cuando le vuelvo a ver realmente pienso: “En serio, ¿cómo he podido estar tanto tiempo sin él?”.

2. Tener que estar todos los días al pie del cañón:

Conectando con el párrafo anterior una de las principales consecuencias de estar empalmando tours es que hay veces que llevas casi un mes estando al pie del cañón: Levantándote cada día con una sonrisa de oreja a oreja; teniendo que estar llena de energía y buen humor; respondiendo a las mismas preguntas una y otra vez; viviendo muchas veces las mismas situaciones. Al final te acabas dando cuenta de que no estás teniendo la misma paciencia que hace 3 tours.

Ahora es cuando estás pensando: “Marta, es tu trabajo y es lo que conlleva” pero, en serio, sé sincero piensa en esta semana pasada y recuerda cómo te ha ido: 

  • ¿Has tenido algún cliente que te ha sacado un poquito de tus casillas?
  • ¿Te has levantado todos los días con las mismas ganas de ir a trabajar?
  • ¿Te has columpiado un poquito más de lo debido en el descanso

Pues cuando eres guía no te puedes permitir nada de eso, ya que la gente no tiene la culpa de tus cambios de ánimo, penas o preocupaciones así que tienes que dejar eso de un lado y darles cada día lo mejor de ti.

Quizás cuando solo haces visitas por la ciudad es más sencillo el poder dejar de lado los problemas durante un par de horas.

Reconozco que la gente es súper comprensiva y si hay un día en el que estás muy de bajón o te ha pasado algo realmente grave sólo has de compartirlo y el grupo te dará todo su cariño.

3. Muchas veces recibes las culpas de cosas que no te corresponden:

La mayoría de  veces son cosas importantes y en las que el cliente tiene razón y, en este caso, soy yo quien se está llevando la bronca cuando realmente no tengo la culpa, pero soy quien está dando la cara.

Esto es muy comprensible ya que en la preparación de un viaje se ven involucradas muchas personas. Por mucho que haya empresas que procuran hacerlo todo directamente, la comunicación y la organización no dejan de depender del factor humano y siempre hay cosas que pueden pasar:

  • Emails que se pierden.
  • Nombres que no aparecen.
  • Horarios imposibles.
  • Camas twins que acaban siendo de matrimonio.
  • Mala información.
  • Etc.

Y, ¿quién acaba dando la cara e  intentando calmar los ánimos?… pues una servidora.

Para que me comprendas un poquito más te voy a contar una anécdota muy tonta, pero con la que verás lo que puede pasar cuando te dan una información que no coincide con la realidad:

“Viajé a Asturias donde yo ya sabía que la comida era magnífica. En el menú que me dieron ponía que de postre habría arroz con leche, yo ya conocía el restaurante, sabía que era el mejor y que la gente salía encantadísima.

Pues imagínate todo el día, y quizás desde el día anterior, “Uy, menudo arroz con leche”, “Vais a probar el mejor arroz con leche”, “vais alucinar con el arroz con leche”, y dale con el arroz con leche.

Llega el día, todos con una emoción que flipas y cuando llega el postre les ponen flan u otra cosa por el estilo… ¡casi me muero!

Todo el mundo mirándome y sorprendidos reclamándome el arroz con leche, al preguntar que qué  había pasado me dijeron que por “h” o por “b” no lo habían podido preparar. Pues el cachondeo que tuvimos fue pequeño, pero cada vez que yo escuchaba “arroz con leche” me ponía súper roja.”

Por suerte casi todo lo que te pasa, con el tiempo, se acaba convirtiendo en una mera anécdota.

4. La poca paciencia de la gente:

No quiero que te ofendas, pero es verdad. Hay veces que las personas solo miran por su necesidad y no se dan cuenta de que, en ese momento, tu atención debe estar enfocada en otra prioridad.

Quizás el mejor ejemplo que puedo darte es en el momento de hacer el check inn en un hotel, es decir de repartir las llaves de las habitaciones al grupo:

A la llegada a un hotel lo que el viajero piensa es: “llaves, dejar maletas, conectarse al WIFI para avisar de que todo va bien y duda entre si descansar un poquito o ducharse hasta la hora de la cena.”

La vivencia del guía, varía un poco:

1) Llegas a un hotel y ya huele a drama, sólo hay un ascensor o como mucho dos (si los hay) y tú tienes 30 o 40 personas.

2) Coges la lista de las habitaciones y las llaves y empiezas a repartir y la locura se desencadena :

          – “Marta, no me va el Wifi”

          – “Marta, en el otro hotel no me pedía la contraseña”,

          – “Marta, ¿dónde está la piscina?”

          – “Marta, acuérdate de que nosotros vamos juntos”

          – “Marta, recuerda que he de estar en la primera planta”

          – “Marta, mi habitación que esté alejada del ascenso por el ruido”

          – “Marta, recuerda que soy vegetariana”

          – “Marta, solo hay dos ascensores y va muy lento”

3) Tú intentando repartir las llaves y contentar, a la vez, a todo el mundo:

                – “Un segundito ahora lo miramos”

                – “Sí, sí si puedo os pongo juntos”

                – “Ahora cuando acabe miramos lo del Wifi”

Como yo siempre aprendo de todo lo que me pasa, al final he acabado estableciendo prioridades y antes de bajar del bus ya lo advierto: “En cuanto bajemos u nos dirijamos a la recepción el orden será el siguiente: Primero llaves, luego WiFi y por último otras cuestiones“.  

Al final acabas estando una hora y cuando todo el mundo se ha ido y miras el reloj te das cuenta de que sólo tienes 5 minutos para subir, dejar las maletas, refrescarte y bajar a atender la cena

5. ¿Ducha? ¿Descanso? ¿Qué es eso?:

Entiéndeme, por supuesto que nos duchamos o por la noche o por el día. Pero hay una ducha que, para mí, es la mejor del mundo, y es la que puedes darte en esa horita que te queda entre el check inn y la cena.

Hay jornadas de viaje que son largas y cuando ya llevas tiempo en la carretera al llegar al hotel necesitas esa ducha reparadora para poder refrescarte y recobrar las fuerzas. Además necesitas cambiarte de ropa, quitarte los zapatos, etc. Pero muchas veces querer no es poder. Lo siguiente es un hecho verídico, tal cual: 

” Verano del 2016, tras varios tours de 8 días seguidos estaba acabando este grupo, las dos últimas noches las pasábamos en Glasgow, así que imagínate las ganas de llegar al hotel.

Mientras yo recogía las llaves y la lista de las habitaciones tenía a todo el grupo (40 y pico personas) esperando en recepción, mejor dicho, ¡habíamos invadido toda la recepción!.

Empecé a repartir las llaves, una a una iban siendo recogidas y en menos de 10 minutos tenía el check inn listo. “¿Cómo?¿en 10 minutos?, he tenido que batir algún récord” pensé completamente sorprendida, pero a la vez muy feliz ya que una palabra apareció en mi mente: “Duuuuchaaa”. Sí me iba a poder pegar esa deseada ducha, sonreí y cuando me disponía a coger el ascensor, a mis espaldas sonó esa vocecita: “Marta, que suerte que te encuentro, tengo un problema”. A t***r por c**o la ducha, el descanso y todo.

Otro probable caso es cuando sufres “El check inn interminable”. El cual está compuesto de:

“llaves que no aparecen, nombres que no existen, twins que son de matrimonio, individuales que no aparecen, 3 nombres iguales y sin apellido, triples que no hay y te han separado a una familia con un menor…. “

A esto le sumas el ratito de resolver problemas con las claves de Wifi, consultas varias, etc. Y sin darte cuenta ya ha pasado una hora y tienes que ir a la cena y no te has podido poner ni desodorante. La gente va bajando duchadita, descansadita y tú con una cara de muerto viviente…. y siempre hay alguien que te hace la preguntita: “¿pero aún sigues aquí?” ¡Qué grande es la inocencia del viajero!

Escena de: Mi vida en ruinas. Tras el check inn en el peor hotel de Grecia el ascensor no funciona. Verdad verdadera.

Y después de tanta queja aquí viene lo bueno, porque tengo el mejor trabajo del mundo y ahora mismo te diré el porqué.

Lo bueno de ser guía:

1. Mi oficina es Escocia:

Para mí tener «una oficina» es muy importante ya que es el lugar donde puedo concentrarme y preparar mis tours, es donde tengo el espacio necesario para pensar y crear, allí puedo contestar emails o resolver dudas que me llegan, puedo leer y ponerme al día de lo que pasa por el mundo, puedo dejar volar la imaginación y admirar o simplemente puedo disfrutar de un buen té.

Eso sí, mi oficina no tiene cuatro paredes, mi oficina no tiene aire acondicionado o calefacción, mi oficina no está en ninguna dirección, ya que mi oficina es mi casa, el pub, mi cafetería preferida, la Royal Mile, la biblioteca, el ferry, el hotel donde me alojo…

Tengo la suerte de que mi oficina es Edimburgo, es Escocia.  Cada día tengo el gran lujo de que mi ciudad es el lugar por el que voy a estar trabajando. Y te puedo garantizar que yo no cambio este escenario por nada del mundo.

Algunas de "mis oficinas" por Escocia:

vistas_castillo_con_nombre

Más de una vez me ha tocado sentarme en el Castillo de Edimburgo a responder alguna llamada o algún email miestras el grupo acababa de ver el lugar.

vistas-apartamento-en-bute

Estás fueron mis vistas en la Isla de Bute y en esa repisa instalé el ordenador y a disfrutar. (vale, reconozco que trabajé poquito)

2. Visitas una y otra vez ese lugar tan maravilloso.:

gente se va, pero yo sé que la semana que viene o la siguiente temporada voy a volver a repetir la misma ruta, excursión o las mismas visitas y por si no lo sabes, recorrer Escocia, aunque lo hayas hecho infinidad de veces, siempre parece una primera vez.

Para mí hasta repetir el tour peatonal por la ciudad se convierte en algo único ya que siempre descubro algo nuevo y sorprendente: cielos impresionantes, gente curiosa que se cruza en tu camino tanto por la ciudad como en el grupo o, entre muchas otras cosas, nevadas inesperadas que te obligan a dejar de explicar y a vivir el momento. Es más, el día que te cansas de repetir lo mismo cambias la ruta y listo.

Eso sí quizás cuando me siento más privilegiada es cuando recorro las Highlands y repito una y otra vez lugares tan maravillosos como la Isla de Skye. El año pasado tuve el privilegio de hacer unos 5 tours por Escocia, es decir que cada semana iba a la Isla de Skye y cada semana disfrutaba de una isla diferente que conseguía dejarme, a mí, sin palabras.

3. Tienes una ubicación privilegiada en el autocar:

Siento decirte que los mejores asientos del autocar no son los asientos de la primera fila, esos por los que se pelea todo el mundo. No, los mejores asientos son unos a los que nadie tiene acceso a excepción de los mayores privilegiados del autocar, que somos: mi compañero al volante, el chófer, y yo.

Pues sí, la ubicación de nuestros asientos son un auténtico regalo. Nosotros y la carretera, la carretera y nosotros, sin que nada se nos interponga con la maravillosa Escocia, la cual te regala unas vistas impresionantes. ¿Con estas vistas como no va a ser el mejor trabajo del mundo ser guía turística?

Hay una película que me encanta que es “Mi vida en ruinas” y trata sobre una guía turística en Grecia, hay una escena en la que el chófer le dice a ella:

Poupi (conductor): 

«Un director (de orquesta), sale y mueve su vara y las personas escuchan los sonidos más hermosos del mundo. Él escucha la música tan cerca, la siente en sus huesos. Así es como me siento yo con mi trabajo. Me siento ahí, giro el volante a un lado y al otro y delante de mí se revela una gran visión, siempre hermosa.  El paisaje está congelado, música congelada. Y, ¿sabes que es lo que más me gusta?»

Georgia (guía): 

«Que tienes los mejores asientos del lugar.»

Así es como me siento yo sentada en el asiento de la guía, pero además añadiendo que mientras admiro el paisaje voy dando a conocer la historia de los lugares que vamos pasando, es decir, que ayudo a la gente a ver más allá de una montaña, un lago o una ciudad bonita. Intento hacer que comprendan lo que ven y que sepan lo que esconde.

4. La gente que se cruza en tu camino:

Lo mejor de ser guía turística es, sin duda, que cada día conozco gente nueva.

Cuando haces las visitas a la ciudad es un contacto fugaz y aunque ves que tienes delante a gente magnifica y encantadora apenas tienes tiempo de disfrutarlas. Pero cuando tienes la oportunidad de hacer una excursión de todo el día o de realizar un tour algo más largo es cuando realmente puedes disfrutar de esa gente encantadora y maravillosa que, a pesar de ser muy diferente entre ellos, todos te aportan algo bueno.

Nunca sabes con quien estás viajando y eso hace que cada tour sea una experiencia, gente que te enseña cosas, gente que te descubre nuevas formas de vida, gente que comparte contigo experiencias que jamás imaginaste, ¡es tan enriquecedor!.

Pero además tampoco sabes lo que el destino os tiene preparado. El año pasado conocí a mi mejor amiga en un tour, una gran persona que ha pasado a formar parte de mi vida y que se ha vuelto indispensable en ella. Y mira qué curioso que de las primeras cosas que hice con ella fue “quemarla por bruja”.

Dando-de-comer-a-los-ciervos-2016-min

5. Siempre descubro y aprendo algo nuevo.

Otra de las mejores cosas de ser guía turística es que  siempre acabas descubriendo algo.

Es muy interesante estudiarte la historia del país a través de libros, pero con lo que más disfruto es cuando alguien te aporta esa pregunta que jamás te habías planteado. Realmente el momento en el que alguien te atrapa en una pregunta es un poco “tierra, trágame” pero luego siempre tienes algo que investigar y así seguir enriqueciéndote.

Además, cuando visitas algún monumento, ese momento en que la gente lo puede disfrutar a solas, aparte de ir a tomar un cafelillo, me gusta mucho hablar con los vigilantes de las salas ya que ellos te acaban descubriendo cosas que te llegan a sorprender y siempre te ayudan a ampliar tus conocimientos. Cada año suelo hacer una lista para ver lo que he de investigar en invierno. Jajajaja, si es que no tengo remedio.

Por otro lado, he de confesar que cada vez que entro en una librería he de atarme las manos o esconder la cartera. Tal y como cruzo las puertas miles de vocecitas empiezan a susurrar mi nombre “Marta…. llévame contigo hablo sobre mitología”, “No, no, llévame a mí que hablo sobre la vida en las Highlands”, “Marta, yo soy tu libro ya que sé que te encantan las tradiciones”…

Y a mí sólo me dan ganas de llorar y acogerlos a todos en mi estantería.

6. Transmitir sentimientos:

Como guía turística, una de mis funciones es relatar los episodios más importantes de la historia de un país, episodios de los que han formado parte personajes de carne y hueso y por lo tanto merecen que sean explicados con la importancia y el respeto que se merecen. Por eso, en todos mis tours, además de intentar transmitir la pasión que siento por este país, intento transmitir el  sentimiento que me genera una historia. Creo que no todas ellas pueden ser contadas de la misma manera, unas te emocionan, otras te sorprenden, otras te hacen viajar en el tiempo, hay otras que consiguen que suspires de amor y quizás otras te hagan soltar un pequeño gritito. Y ahí es donde yo intento que mientras estoy explicando la persona que está delante sienta y viva esa historia en sus propias carnes.

7. Esas caras que te miran pidiendo más y más.

Seguramente este punto tenga mucho que ver con el anterior, pero creo que se merece una mención especial.

Cuando estoy haciendo una visita, en la calle o en un interior y tengo a la gente delante de mí, hay veces que estoy explicando y de pronto me paro un segundo para coger aire y me doy cuenta que tengo unos 50 pares de ojos sobre mí, me miran en silencio e intuyo que me están pidiendo más. Por la expresión que ponen muchas veces sé que como deje a medias esa historia rodarán cabezas y en este caso será la ¡MÍA!

Esa sensación en los autocares no la tengo, ya que voy sentada y voy hablando por el micro por lo que realmente no eres consciente si la gente está escuchando. Es más, hay veces que está todo en silencio y me pregunto si se habrán dormido. Pero hay veces que alguien consigue sacarme de la duda de si duermen o no, por ejemplo, la siguiente anécdota me pasó en un autocar en el que estaba explicando una historia, a mí me gusta mucho jugar con los silencios. De pronto paré porque el chófer me estaba preguntando alguna cosa, realmente ni me acuerdo que era, pero me alargué en mí silencio más de lo debido y de pronto se escuchó un grito en medio del autocar: “Y, ¿QUÉ MÁS?” Cada vez que lo recuerdo no puedo evitar reírme.

8. El formar parte de un momento muy importante para la gente, las vacaciones.

 De las cosas que realmente me emociona de este trabajo es que sin pretenderlo acabo formando parte de la vida de la gente. Es decir, Escocia es el destino soñado para muchos y cuando llegan a este país están completamente emocionados y allí entra en juego el guía, en este caso yo.

Tanto como si haces un tour de dos horas como si estás 8 días con ellos, voy a pasar a formar parte del recuerdo de esa gente. Voy a ser la responsable de que se enamoren más del país, la ciudad o del monumento que voy a enseñar o de que se lleven una decepción, y esto último es mucha presión.

Cuando acaba un tour y veo que la gente lo ha disfrutado, se ha emocionado y está completamente encantada, creo que no soy capaz de describir la sensación de satisfacción que me invade. Pero además cuando alguien te escribe un privado y te lo dice otra vez, o cuando llegan a casa y lo comparten en Facebook o Tripadvisor, o cuando te agregan a Facebook y tiempo después de su viaje te siguen etiquetando y te siguen diciendo miles de cosas bonitas, realmente no puedo describir el cómo me siento, agradecida, emocionada, abrumada, no lo sabría definir.

Aquí podría añadir a este punto un pequeño plus que serían los momentos que te regala la gente. En un viaje pasan muchas cosas, siempre hay mil y una anécdotas para explicar, muchas de ellas las olvidaremos, pero otras las recordaremos para siempre. Hay veces que se inmortalizarán, como este momento de dar de comer a un ciervo, fotos bajo la lluvia, pintas en el pub, fotos con boinas escocesas, o a una guía haciendo la croqueta (no me pidas ese vídeo que creo que no sé dónde está). Lo importante es que siempre que lo recordemos no podremos evitar que esa sonrisa aparezca en nuestra cara.

Ellos, sin tan siquiera pensarlo, van a pasar a formar parte de tu vida, muchas veces estarán de paso pero otras se quedarán en tus recuerdos.

En-Kilt-y-a-lo-loco-min
marta-grupo-6
marta-grupo-2
marta-grupo-4
marta-grupo-3
marta-grupo-1

No te olvides de dejar huella

Estoy casi segura que te has sentido reflejado en alguno de los puntos, ¿verdad? 

Seamos sinceros, ningún trabajo puede ser perfecto, pero sí que podemos hacer que lo malo sea menos malo. ¿Te animas a contar alguna anécdota o compartir algo bueno y algo no tan bueno de tu trabajo? 

Y sí te ha parecido interesante y/o conoces algún guía ¡COMPARTELO! seguro que le sacas una sonrisa. 

¿Quieres saber más de "Tu guía en Escocia"?

¡comparté y que se entere el mundo!